Seguro, que alguna vez te has planteado perder esos “Kilos de más”, cuando se aproxima el verano, después de las navidades, o cuando se acerca un evento (boda, fiesta…). Pero ojo, como dicen “vísteme despacio que tengo prisa”.

En estas ocasiones, la mayoría de las veces recurrimos a las conocidas “dietas milagro”, pero ¿realmente esto sirve de algo?. La principal característica de una dieta milagro, es la restricción de algún grupo de alimentos que en su mayoría generan déficit nutricionales, siendo un plan de alimentación totalmente desequilibrado, alejado de cualquier tipo de recomendación nutricional consiguiendo a medio, largo plazo un efecto rebote o yo-yo.

En este aspecto, la pérdida de peso, debe hacerse de manera equilibrada, y constante, no superando la pérdida de un kg a la semana. Aunque bien es cierto, que cada persona somos un mundo, nuestro gasto energético, composición corporal, hábitos de vida…por eso, cuando nos planteamos hacer una dieta, o simplemente cuidar nuestra alimentación lo primero es ponerse en manos de profesionales titulados en nutrición o dietética. Siempre teniendo en la mente como objetivo un “peso saludable” que se consigue a través de unos hábitos de vida saludables, combinando hábitos alimenticios y actividad física. Es importante incluir de manera equilibrada en la dieta todos los grupos de nutrientes (verduras, legumbres, frutas, pescado, aceite de oliva, carnes blancas, arroz, pasta, frutos secos…), beber hasta dos litros de agua e incluir tres horas de actividad física a la semana.

Con todo lo dicho, pocas dudas quedan sobre qué elegir a la hora de ponerte en marcha para conseguir ese “peso saludable”, y sobre todo ten en cuenta que
¡los milagros no existen!.